El 19 de octubre de 2017, fue detectado el
objeto Oumuamua (o Explorador en lengua
hawaiana). Fue observado con el telescopio
Pan-STARRS de la Universidad de Hawái cuando
estaba relativamente cerca de la Tierra (unas 75
veces más lejos que la Luna).
Tres cosas
llamaron la atención de este objeto, primero, su
inusual forma alargada y aplanada. Segundo, su
órbita hiperbólica o abierta, que indicaba un
origen extrasolar o interestelar, porque las
órbitas de los objetos del sistema solar son
elípticas o cerradas. Tercero, a pocas semanas
de su avistamiento, Oumuamua empezó a alejarse
del sistema solar de una forma acelerada que no
podía ser explicada por efectos
gravitacionales. Estas tres características
fueron motivo de gran especulación y, sobretodo
la forma del Oumuamua, echó a volar la
imaginación del público no especialista.
A finales de marzo de 2023, J. Bergner, una científica de la Universidad de
Berkeley y D. Seligman, un científico de la Universidad de
Chicago publicaron un artículo en la famosa
revista científica Nature en el que tratan de
explicar estas tres características del
Oumuamua. Sugieren, como otros especialistas,
que este objeto es un cometa interestelar,
similar a los cometas que conocemos, que se
originó como un planetesimal o embrión
planetario en alguna región congelada el espacio
interestelar. Sin embargo, añaden que mientras
este objeto se acercaba hacia nosotros, la
radiación cósmica fraccionó parte de sus
moléculas de agua en moléculas de hidrógeno y
átomos de oxígeno. Afirman luego, que al entrar
al sistema solar y acercarse al Sol, la
radiación solar calentó su superficie y sublimó
parte de sus hielos, como sucede también con los
cometas que conocemos. En este proceso se
liberaron, entre otros, los gases del hidrógeno
molecular producido por los rayos cósmicos y
que, en particular, estos gases de hidrógeno le dieron un impulso
extra mientras se alejaba del Sol. Parte de la explicación es que, a
diferencia de los hielos cometarios como los de dióxido de carbono o
de agua, los hielos de hidrógeno son hipervolátiles porque pueden
sublimarse o gasificarse a temperaturas de -259°C o cercanas al cero
absoluto.
Otro factor clave en la hipótesis de estos dos autores
son los rayos cómicos que son núcleos atómicos que se originaron en
algún evento muy energético en alguna parte de la galaxia o fuera de
ella, por ejemplo, en una explosión o el colapso de una estrella o
quizás en la colisión de dos estrellas. Los rayos cósmicos llegan al
sistema solar desde todas las direcciones, pero son en mayor o menor
medida desviados por el campo magnético del Sol, que es transportado
por el viento solar. Una gran parte de los cometas solares
que conocemos están dentro de esta burbuja magnética del Sol, llamada
heliosfera, y, por tanto, el flujo de rayos cósmicos que reciben es,
en promedio, menor al que recibiría un cometa como el Oumuamua. Sin
embargo, alrededor del Sol y fuera de la burbuja magnética solar,
existe una población de cometas distribuidos en una cáscara esférica
llamada nube de Oort que muy probablemente, experimentan efectos
parecidos al cometa interestelar Oumuamua.
Los cometas de la nube de Oort están ligados gravitacionalmente al Sol, pero de ser ciertas las afirmaciones de este artículo, los gases de hidrógeno harían que se alejaran sistemáticamente del Sol, expandiendo la nube de Oort, pero también permitiendo que algunos de nuestros cometas solares se internaran en otros sistemas estelares como lo hizo el Oumuamua en el sistema solar.
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